¡De eso puede estar bien seguro! Como manda el proverbio portugués, el Día de San Martín, que se celebra el 11 de noviembre, en la mesa de los portugueses no faltan el pan, las castañas ni el vino. Esta tradición se mantiene como una forma de conmemorar la fecha del entierro del santo en la ciudad francesa de Tours, donde fue obispo y fundó el monasterio de Marmoutier, el más antiguo de Europa. Se cree que la víspera de este día mejora el tiempo y sale el sol, dando así comienzo al que en Portugal se conoce como «o verão de São Martinho» (el veranillo de San Martín). Conozca las tradiciones portuguesas del Día de San Martín y la leyenda que le dio origen.
El veranillo de San Martín
Cuenta la leyenda que San Martín iba a caballo un día lluvioso y se encontró con un mendigo. Como no tenía nada que ofrecerle, al ver al hombre bajo la lluvia, temblando de frío, cogió la espada y cortó la capa que llevaba puesta por la mitad para que él pudiese taparse con una de las partes. Más adelante, San Martín vio a otro mendigo, a quien dio la otra parte de su capa, y continuó su viaje sin nada que lo protegiese del frío. En ese momento, las nubes desaparecieron y el sol se puso a brillar, y el buen tiempo duró tres días.
La revelación divina en sueños
También se dice que, la noche siguiente, Cristo se apareció a San Martín en un sueño, usando el manto que este había dividido y entregado a los dos mendigos con los que se había encontrado durante su viaje. En ese sueño, Cristo, que vestía el manto de San Martín, se volvió hacia la multitud de ángeles que lo acompañaban y dijo en voz alta: «Martín, todavía catecúmeno, me ha vestido con esta capa».
Castañas, una delicia de otoño en honor a San Martín
Las castañas, ya sean asadas o cocidas, no pueden faltar en esta festividad. Los portugueses las consideran una auténtica delicia de otoño y su fama trasciende el Día de San Martín. Si pasea por cualquier ciudad portuguesa durante los días más fríos del año, es probable que se encuentre con los vendedores ambulantes que van perfumando las calles con el olor de este manjar. Antaño, las castañas desempeñaban un papel muy importante en la dieta de los portugueses, ya que fueron un producto básico hasta los siglos XV y XVI, época en la que se introdujeron en Portugal la patata y el maíz.
El Día de San Martín, ve a la bodega y prueba el vino
Este es uno de los proverbios que explica las tradiciones portuguesas de este día, en el cual, además de las castañas, no puede faltar el água-pé o piqueta y la jeropiga o mistela, dos tipos de vinos tradicionales de Portugal que suelen acompañar los magostos, fiestas donde los grupos de amigos y familiares se reúnen alrededor de una hoguera en la que se asan las castañas. Los orígenes de los magostos se remontan a una antigua tradición que servía para celebrar el Día de Todos los Santos, en el que se encendían hogueras y se asaban castañas, una costumbre que se adoptó para festejar el Día de San Martín.
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